Ana Sanahuja y Roqui Albero son el dúo valenciano que compone Versonautas.
Allá por 2019 ya pudimos contar con su presencia en Siglo Futuro, cuando nos deleitaron con un viaje musical conducido por la poesía de grandes maestros, como Nicolás Guillén, Alejandra Pizarnik o Rubén Darío.
En esta ocasión, y con muy buena acogida, con un Salón de Actos del Centro Cultural Ibercaja casi completo, nos presentaban Preludio a la Lentitud. El Presidente Fundador de la Fundación Siglo Futuro, Juan Garrido, presentó el acto y dio de nuevo la bienvenida al dúo, a la par que saludó amigablemente a la Concejala Pilar Sánchez y a la Directora del Archivo Histórico de Guadalajara, Riansares Serrano.
Daba comienzo a continuación la nueva creación artística de Versonautas. Ésta conserva el formato de una meditación guiada o de un paseo donde, lentamente, nos adentramos y observamos cómo el entorno se genera ante nosotros: «Sólo quiero viajar a los lugares a los que pueda llegar caminando», recitan.
Así, y como si la música, la poesía y sus voces fuesen nuestros guías, conducen al espectador a través de la espiral del proceso creativo y de todas las posibilidades que éste nos abre cuando lo iniciamos y lo contemplamos.
¿Qué es hacer? ¿Es lo que hacemos una elección? ¿Con qué fin hacemos lo que hacemos?
A partir de una idea simple, un «leitmotiv», en el que se insiste como base, la pareja va desarrollando todo su espectáculo, que explora todas las fases del proceso creativo y, lo más importante: cómo evoluciona la creación y cómo influye ésta en nosotros mismos; cómo, para crear, también tenemos que cuestionarnos, des-acompasarnos, asumir las imperfecciones, entrar en un proceso de catarsis, destruirnos y volvernos a construir.
Para comunicar toda esta idea utilizan su propia poesía y composiciones, que ejecutan a base de piano, sintetizador, trompeta o marímbula. Esta última -aunque ligeramente modificada-, un instrumento característico de la música cubana, de la que han bebido durante su amplísima formación como artistas.
El desarrollo y la progresión que el motivo musical inicial experimenta conjuntamente con su actuación sobre el escenario, dota de coherencia a una performance que se nos antoja cíclica, y que nos devuelve al punto de partida con una nueva pregunta: ¿Podemos, entonces, no hacer?