DANIEL_ANARTE

MINISTRILES  DE  SIGÜENZA

En el folio 54 del libro de cuentas de 1504 encontramos las primeras fuentes escritas de la catedral seguntina que hacen referencia al maestro de capilla. En las mismas se hace referencia a un tal Pierres, organista, que cobraría 4.000 maravedíes por el desempeño de su cargo. Según relata Manuel Pérez Villamil en su obra de 1899 “Estudios de historia y arte: la catedral de Sigüenza…” el músico Pierres sería “sin duda francés” y sucesor del organista Villagrán, que ocupó este cargo durante el pontificado del cardenal Mendoza (1468-1495). 

Desde el obispado de D. Fadrique de Portugal –entre 1512 y 1532- es raro el año en el que no se hace referencia al mantenimiento y arreglo de los órganos en los libros de obra y fábrica de la catedral. De hecho, se menciona que en 1530 el propio Cristóbal de Morales visitó la catedral seguntina para ver (revisar) los órganos. 

Es especialmente reseñable la contratación fija de una capilla de ministriles en la catedral de Sigüenza en 1554 siendo por entonces maestro de capilla Mathías Chacón.

Esta sensibilidad hacia la música sigue con el mandato del obispo D. Pedro Gasca (1561-1567) que tenía una clara inclinación por este arte. Durante su obispado la música de los ministriles dejó de interpretarse exclusivamente en el interior del recinto catedralicio para salir a la calle, convirtiéndose esta práctica en habitual durante la segunda mitad del s. XVI. Se organizan sobre todo en las fiestas del Corpus y las de Navidad, en lo que los documentos denominan “tablados” o “monumentos” en las calles, desde donde los ministriles ofrecían su música.

Así, en el libro de obra y fábrica encontramos datos como que el cabildo pagó 58 reales al carpintero Vergara en 1568 por “hazer dos andamios para representar el día del corpus” y por “hazer y deshacer el monumento” donde tocaron los ministriles Francisco de Gálvez y sus compañeros a los que se les pagó 4.500 maravedíes “porque tañeron a la fiesta y procesión”. En 1561 se registra el pago a cuatro hombres “por llevar el órgano por las calles y hazer un tablado a la puerta del Perdón”. 

La línea entre lo profano y lo divino se hacía en lo musical paulatinamente más delgada, tocando los ministriles música religiosa en la calle y tocando habitualmente música popular dentro del templo, por lo que en el acta capitular del 3 de Noviembre de 1581 podemos leer: “Trataron sus mercedes y platicaron sobre las fiestas y representaciones que se deben hacer esta Navidad en los maitines, y, porque algunos entre sus mercedes tienen diversos pareceres, unos, que solamente hubiera motetes y representaciones a lo divino, sin entremeses, ni bobo, ni otras cosas profanas, y otros que hubiese todo, votaron por habas, y la mayor parte era de parecer que sólo hubiese motetes y representaciones a lo divino, y que no haya bobo, ni entremeses, ni piquetes, ni cosa semejante a esto”. 

La catedral de Sigüenza es una de las tres catedrales en todo el país (junto a escritos de la catedral de León fechados en 1550 y de Pamplona en 1598) sobre las que conocemos con precisión el cometido de los ministriles en las festividades litúrgicas de mayor solemnidad gracias a la recopilación realizada por el schorante Juan Pérez en el “Directorio del coro” de 1594. En dicho documento se enumeran las fiestas de obligado  cumplimiento para los ministriles de la catedral de Sigüenza con precisión. Al respecto, el cabildo puntualiza en las actas: “Todas las veces que el órgano y ministriles hayan de responder y conformar con la música del coro tienen obligación de consultar con tiempo al maestro de capilla para que sepan qué tono y en qué cosas y por dónde han de tañer para que todo se guarde el orden y consonancia que se debe en la celebración de los oficios”.

El cabildo también señala la obligación de la asistencia de los ministriles a tocar antes de que comenzara la hora de prima el día de Santa Librada, patrona de la ciudad. También se legisla la asistencia de los ministriles a las procesiones tanto en el interior de la catedral como en el exterior (se hacían cerca de 200 procesiones al año litúrgico, la mayoría de estas dentro del templo antes de la misa mayor y ocasionalmente después de las vísperas).

Las actas de la catedral también hacen referencia a comienzos del s. XVII a los libros de ministriles. Esto nos indica nuevamente la importancia que dichos músicos tenían para el cabildo ya que no son muchas las catedrales españolas en las que se alude a estos libros en las actas (apenas se conocen registros en algunas de las catedrales más importantes como Sevilla, Toledo, Granada o Burgos además de Sigüenza).

Así, sabemos que en 1610 el ministril Pedro Caballero dona a la catedral varios libros con músicas para ministriles. En 1624 se alude al libro de ministriles que Pedro de Porras envió a la catedral –este mismo libro lo envió el autor a otras catedrales con capillas musicales destacadas- a cambio de 1.875 maravedíes; el mismo año se hace mención a un libro de ministriles enviado a Sigüenza por el maestro de capilla de Ciudad Rodrigo.

Por desgracia, los libros para ministriles seguntinos no han llegado a nuestros días, siendo conocida en la actualidad la existencia de tres colecciones de música para ministriles en todo el mundo: 2 libros para ministriles en la colegiata de Lerma, el manuscrito 975 de la biblioteca de Manuel de Falla en Granada, y el archivo C19 dedicado a música para ministriles de la catedral de Puebla (México).
 

DANIEL ANARTE
DIRECTOR DEL GRUPO ONIRIA DE MÁLAGA