ROGELIO_BLANCO

POESÍA Y FILOSOFÍA  

 

Nació la poesía próxima a la filosofía. Ambas, filosofía y poesía, surgen de la necesidad de dar respuesta a la abundancia de preguntas del ser humano. Las personas somos pregunta, homo-quaerens. Tras toda pregunta subyace la manifestación de una inquietud y la expresión de necesidades. Necesitamos saber, dar respuestas a los eternos circunstanciales: porqué, cuando, dónde, cómo,….Ante esta inquietud eterna la poesía ha sostenido su teleología, su compromiso; mientras, la filosofía se ha ido extraviando entre la vacua (con frecuencia) hermenéutica y los historicismos. La filosofía ha devenido en excesivos academicismos profesionalizados, olvidándose del ágora. En consecuencia, alejándose de su creador, el ser humano.

 Llegados a inicios del siglo XX el efecto inmediato que se observa, tras el absentismo de la filosofía, es cierta orfandad. Se carece de mentores que den o provoquen interrogantes y tanteen con las respuestas. La filosofía se ha recluido en los aularios, por otra parte cada vez con menos clientela, su espacio lo han ido ocupando voceros o declarantes nada silentes de afirmaciones espúreas y comportamientos cuestionables.

 Para paliar tanto abandono queda la poesía. Jóvenes, y los de siempre, a través de los clásicos soportes, el papel, y de los nuevos, electrónicos, constantemente lanzan creaciones, poemas, reflexiones en la diversidad de contenidos y formalidades, expresión de libre creatividad. La poesía sigue manteniendo el compromiso con su sentido originario: pregunta inquietante, manifestación de interioridades, expresión de lo más radical del ser humano y su esencialidad. Gracias a la poesía la soledad en la que habitamos es menor pues no se diluye en abstracciones, se centra en lo más próximo de los seres humanos: sus circunstancias. Entre pareados y versos libres, entre sonetos y romances se avivan metáforas, un modo de burlar a los seres superiores y dominantes de los hombres, se ayuda a soportar la soledad en la que habitamos.

 

ROGELIO BLANCO MAR´TÍNEZ.
Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas.
Ministerio de Cultura.