RAMON_TAMAMES

BYE, BYE, ZORITA NUCLEAR

Ramón TAMAMES

En 1955 se celebró en Ginebra la primera “Conferencia Mundial de Átomos para la Paz”, en la cual estuvo presente España. Y recuerdo ahora las muchas conversaciones que Fernando Urgoiti y yo tuvimos con su padre (Ricardo, fundador de Unión Radio, el origen de la actual Ser), sobre el tema; triálogo que algo debió influir en el libro, muy interesante, que Don Ricardo publicó después con el mismo título de la conferencia ginebrina.

 Fue por entonces cuando nació la idea de producir en España energía utilizando combustible nuclear, y tras una serie de conversaciones entre empresas, y de gestiones para conseguir la autorización correspondiente de la Administración, se planteó construir la primera central atómica del país. A la que se dio el nombre de José Cabrera (presidente por entonces de Unión Eléctrica Madrileña, la empresa promotora). La ubicación de esa nueva estación electro-nuclear se fijó en el municipio de Almonacid de Zorita. Una parte del territorio al que Miguel Hernández se refirió en 1937 con sus versos de: “Rumorosa provincia de colmenas / la patria del panal estremecido”. Y que en uno de sus mejores libros, Camilo José Cela, calificó sobriamente, comenzando así su historia de un viaje memorable: “La Alcarria es un hermoso país”.

 En julio de 1965 se instalaron las primeras piezas de la central, y en noviembre de 1967 llegó el combustible (óxido de uranio, en 12.351 tubos de zircaloy). En abril y mayo del 68 se realizaron las primeras pruebas y el 14 de julio la central empezó a suministrar energía a la red. La potencia instalada era de 150 MW, con un reactor de agua a presión, y refrigeración a través de torres con agua procedente del embalse de Zorita de los Canes, en el río Tajo.

La central nuclear José Cabrera, más conocida por su emplazamiento, “Zorita de los Canes”, dejó de estar activa a las 23.30 horas del domingo 30 de abril de 2006, tras 38 años de actividad ininterrumpida, sin tener que cantar ningún RIP por esa desinvesión: son cosas de los cambios tecnológicos y la de seguridad nuclear. Para desmantelarla totalmente, serán necesarios 135 millones de euros y cinco años de trabajos.

 Ramón Tamames
13-2-2011