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SOBRE LA VISITA DEL PAPA NO ESTÁ TODO DICHO

 

             No se ha dicho que las manifestaciones contra los católicos han contribuido a realzar la visita del Papa. No hay ningún líder en el mundo que, ni de lejos, atraiga a tanta gente tan pacífica, tan alegre y tan cuidadosa con el mobiliario urbano. Por cierto, los anticatólicos no tienen derecho a llamarse “laicos”. Esa es una palabra religiosa; indica los católicos que no somos clérigos. De las manifestaciones anticatólicas destaco estos dos gritos espeluznantes: “Os quemaréis, como en el 36” y “A por e-llos; Paracue-llos”. Qué finura. Se prepara una buena campaña electoral.

            Me llamó la atención el detalle de cortesía que tuvo el Rey con el Papa: le saludó en italiano. Después de todo, el Rey nació en Roma. Supongo que la Reina le hablaría en alemán y Zapatero en la lingua lionesa o como se diga.

            La plástica estuvo inconmensurable. Anoto solo algunas críticas mínimas. Me extrañó la generalización del sombrero australiano como parte del uniforme de los peregrinos. Más chocante fue que el templete levantado en la Cibeles para el Papa no hubiera tenido en cuenta que a las ocho de la tarde el Sol podía dar en la cara del Papa. Es un minúsculo defecto de diseño.

            A mucha gente le extrañó que el Papa pernoctara en la nunciatura del Vaticano. Pero es lo normal. El Papa es el jefe del Estado Vaticano y la nunciatura es parte del territorio de ese Estado. Por cierto, el despliegue de “guachimanes” que lleva el Papa para sí lo querrían Obama o la Merkel.

            Me parece muy bien que el Papa hablara más de cristianismo que de catolicismo. Pero, en ese caso, no habría sobrado alguna alusión a los protestantes y los ortodoxos. Todos son cristianos. Incluso habría quedado muy bien una simpática referencia a los judíos. Es evidente que todos los personajes de la Pasión de Jesucristo (excepto Herodes) eran judíos. También lo era San Pablo, el verdadero gestor del cristianismo. Un detalle de agradecer habría sido el reconocimiento de que España da más misioneros (sacerdotes, monjas y laicos) que ningún otro país para propagar la fe cristiana.

            Al final, se comprende lo de las manifestaciones anticatólicas. A la izquierda anticatólica le tiene que dar mucha envidia que un líder político como Zapatero no pueda salir a la calle en un coche con las ventanillas bajadas y con cientos de miles de contribuyentes agitando banderas nacionales.

AMANDO DE MIGUEL
Sociólogo.